La cámara del móvil ha pasado de ser un complemento a convertirse en uno de los elementos más importantes del dispositivo. El iPhone y los Samsung Galaxy, especialmente los modelos de gama alta, lideran esta transformación. Pero ¿cómo sacar el máximo partido a la cámara del iPhone? ¿Y en qué se diferencian realmente frente a las propuestas de Samsung?

Cómo sacar el máximo partido a la cámara del iPhone
Apple lleva años perfeccionando la fotografía en sus dispositivos, priorizando la naturalidad en el procesado de imagen y una integración profunda entre hardware y software. La cámara del iPhone no es solo cuestión de lentes: lo que marca la diferencia es la combinación del sensor, el procesador de imagen y el tratamiento algorítmico. Tecnologías como Smart HDR, Deep Fusion y el modo Noche están pensadas para que el usuario no tenga que preocuparse por parámetros técnicos, obteniendo imágenes equilibradas con solo pulsar un botón.
Para obtener resultados sobresalientes, es clave activar la función "Live Photo" únicamente cuando sea necesario y evitar el zoom digital, que reduce la calidad de la imagen. El modo retrato es excelente si seleccionas la distancia adecuada y se tiene una buena iluminación, mientras que el formato ProRAW, disponible en los modelos Pro, permite editar las fotos sin pérdida de información, ideal para quienes buscan un control profesional.
Samsung, por su parte, apuesta por una filosofía distinta. Sus dispositivos Galaxy S y Ultra priorizan la versatilidad del hardware: sensores de hasta 200 megapíxeles, zoom óptico de hasta 10 aumentos y una mayor agresividad en el procesado, que se traduce en colores saturados y gran nitidez. El modo experto, incluido en la app nativa, permite ajustar manualmente velocidad de obturación, ISO y enfoque, algo que da margen de maniobra a fotógrafos avanzados.
A nivel práctico, la diferencia más evidente es que el iPhone sobresale en consistencia y en la naturalidad de sus tonos, especialmente en pieles y escenas con iluminación mixta. Samsung, en cambio, ofrece más opciones creativas y mejores resultados en condiciones extremas, como fotografías nocturnas con zoom.
Ambos dispositivos incluyen funciones de vídeo avanzadas, pero el iPhone mantiene la delantera en grabación fluida y tratamiento del color, con Dolby Vision y una estabilización más lograda. Samsung responde con modos como la cámara superlenta o el zoom espacial, útiles en contextos muy concretos.
Sacar partido a la cámara del iPhone implica confiar en su automatización inteligente, mientras que los dispositivos Samsung permiten una personalización mayor en manos expertas. La elección entre uno u otro no es solo técnica, sino también de estilo: naturalidad frente a espectacularidad. Lo que está claro es que hoy, más que nunca, el móvil es una herramienta fotográfica de primer nivel.