OpenAI ha vuelto a marcar un hito. ChatGPT, su célebre asistente basado en inteligencia artificial, ha sumado un millón de usuarios en tan solo una hora tras el lanzamiento de una nueva función de generación de imágenes impulsada por el modelo multimodal GPT-4o. Se trata de un fenómeno que recuerda a los inicios del propio servicio, cuando alcanzó la misma cifra en cinco días, superando con creces a gigantes como Facebook, Twitter o Instagram en sus respectivos lanzamientos.

Tiene la capacidad de recrear estilos artísticos icónicos
El anuncio del récord lo realizó el CEO de OpenAI, Sam Altman, quien destacó el carácter viral del momento a través de un mensaje en X. La función que ha catalizado este crecimiento masivo permite a los usuarios generar imágenes de alta calidad con estilos visuales muy reconocibles, como el de Studio Ghibli o los populares Muppets, con una precisión sorprendente. A diferencia de otras aplicaciones que utilizan IA para crear imágenes, esta se integra directamente en el flujo conversacional del chatbot, lo que simplifica la experiencia para millones de usuarios.
Según datos recopilados por la firma de análisis Sensor Tower, las cifras respaldan el auge: las descargas de la app de ChatGPT aumentaron un 11% la semana pasada, mientras que la actividad de usuarios y el número de suscripciones pagadas también experimentaron incrementos notables. Este crecimiento no se explica solo por la mejora tecnológica, sino por una respuesta emocional colectiva. La capacidad de recrear estilos artísticos icónicos ha conectado con la creatividad y la nostalgia de los usuarios, despertando un interés que va más allá del uso funcional de la inteligencia artificial.
En España, como en otros lugares, los usuarios no tardaron en convertir sus retratos en versiones LEGO, ilustraciones de estilo Pixel Art o composiciones visuales inspiradas en películas animadas. Las redes sociales, una vez más, actuaron como amplificadoras del fenómeno, con miles de ejemplos compartidos en tiempo real.
Sin embargo, el éxito ha obligado a OpenAI a introducir restricciones en el acceso. Debido a la fuerte demanda, los usuarios de la versión gratuita han visto limitada la disponibilidad de la herramienta, al tiempo que se ha priorizado el uso para cuentas de pago. Este movimiento ha levantado críticas entre quienes consideran que el acceso equitativo a estas funciones debería estar garantizado.
Además, el debate sobre los derechos de autor vuelve a estar presente. Los modelos de IA generativa se entrenan con grandes volúmenes de imágenes extraídas de internet, muchas de ellas protegidas. Aunque las empresas tecnológicas insisten en que estas prácticas se amparan en el uso legítimo para el desarrollo de sistemas de aprendizaje automático, creadores y artistas denuncian un uso no consentido de su trabajo. La tensión entre innovación tecnológica y protección intelectual continúa sin resolverse, y cada nueva actualización reabre la discusión.
En un sector donde los avances suelen medirse en términos técnicos, este episodio demuestra que lo que realmente conquista al usuario final es aquello que despierta emoción. La IA, cuando se cruza con el arte y la cultura popular, multiplica su impacto. El fenómeno de las imágenes estilo Ghibli en ChatGPT es prueba de ello.