El Gran Premio de Fórmula 1 en Shanghái fue testigo de un despliegue que parecía sacado de una película de ciencia ficción: robots patrullando junto a agentes de seguridad humanos. Dos modelos, el androide humanoide G1 y el robot cuadrúpedo GO2, ambos creados por la empresa china Unitree.

No se trató de una simple exhibición
China mostró su firme apuesta por integrar sistemas autónomos en tareas de vigilancia y control público. Según las especificaciones de Unitree, el G1 mide 1,30 metros, se mueve a una velocidad de hasta 2 metros por segundo y está diseñado para cargar hasta 3 kilogramos. El GO2, por su parte, es un perro robot con capacidad de transporte de hasta 12 kilogramos y puede alcanzar velocidades de 5 metros por segundo.
Ambos robots cuentan con sensores LiDAR, una tecnología de detección láser que permite crear mapas tridimensionales del entorno, facilitando el reconocimiento de objetos, obstáculos y personas. Esta tecnología, habitual en vehículos autónomos, es clave para la navegación segura y la interacción autónoma en espacios complejos y dinámicos como un evento deportivo masivo.
La aparición de estos dispositivos en un evento de relevancia internacional como la Fórmula 1 no es casualidad. Forma parte de una estrategia más amplia por parte de China para demostrar su capacidad de liderazgo en el campo de la robótica aplicada a la seguridad. A diferencia de prototipos de laboratorio, el G1 y el GO2 son dispositivos funcionales que ya han sido integrados, al menos de forma parcial, en operaciones de patrullaje real.

Este despliegue se suma a una creciente tendencia global en la que la robótica se perfila como aliada clave en contextos donde la presencia humana puede ser limitada o suplantada por sistemas autónomos más precisos y resistentes. China, en particular, está invirtiendo grandes sumas en el desarrollo de tecnologías de automatización, inteligencia artificial y sistemas ciberfísicos, tanto en el ámbito civil como en el militar.
Más allá del espectáculo mediático, el uso de robots en espacios públicos plantea nuevas cuestiones en torno a la privacidad, la responsabilidad legal y la interacción humano-máquina. No obstante, con la presentación de estos dispositivos en un evento internacional, China parece decidida a marcar el rumbo en esta nueva era de vigilancia automatizada.