Armar un ordenador desde cero es una tarea apasionante que permite personalizar cada componente según las necesidades del usuario, ya sea para jugar, trabajar o realizar tareas de edición. Sin embargo, la elección de los componentes es clave para asegurar un buen rendimiento y evitar incompatibilidades.

Cómo seleccionar las piezas esenciales y montarlas correctamente
- Procesador (CPU): el cerebro del sistema. El procesador es uno de los elementos más importantes, ya que determina la velocidad de procesamiento de tareas. Las dos principales marcas del mercado son Intel y AMD, cada una con sus propias arquitecturas y gamas de rendimiento. Para gaming y edición de video, modelos como los Intel Core i7/i9 o los AMD Ryzen 7/9 ofrecen un excelente desempeño.
- Placa base (Motherboard): la base de todo. La placa base debe ser compatible con la interfaz del procesador elegido. Además, es recomendable considerar factores como:
- Factor de forma (ATX, Micro-ATX, Mini-ITX).
- Número de ranuras para memoria RAM.
- Conectividad y expansión (puertos USB, PCIe, WiFi, etc.).
- Compatibilidad con almacenamiento NVMe o SATA.
- Memoria RAM: clave para la multitarea. La RAM es crucial para la fluidez del sistema. Actualmente, lo recomendable para gaming es 16GB DDR4 o DDR5, aunque para tareas de edición de video y modelado 3D se recomienda partir de 32GB. La velocidad de la RAM (medida en MHz) también influye en el rendimiento, por lo que modelos de 3200 MHz o superiores son ideales.
- Tarjeta gráfica (GPU): el corazón del gaming y la creación de contenido. Si el objetivo es jugar a títulos actuales en alta resolución o trabajar en renderizado, la tarjeta gráfica es un componente fundamental. Actualmente, las opciones más destacadas provienen de NVIDIA (GeForce RTX 4000) y AMD (Radeon RX 7000). Para jugar en 1080p, una RTX 4060 o RX 7600 es suficiente, mientras que para 4K, modelos como la RTX 4090 o la RX 7900 XTX ofrecen el mejor desempeño.
- Almacenamiento: rapidez y capacidad. El almacenamiento ha evolucionado con la llegada de las unidades SSD NVMe, que ofrecen velocidades muy superiores a los discos duros tradicionales. Se recomienda:
- SSD NVMe de 1TB o más para el sistema operativo y juegos.
- HDD de 2TB o más para almacenamiento secundario.
- Fuente de alimentación (PSU): energía estable y segura. La elección de la fuente de alimentación es crucial para la estabilidad del sistema. Es importante verificar la potencia (W) necesaria según los componentes y optar por modelos con certificación 80 Plus Bronze o superior. Para equipos con tarjetas gráficas de alto consumo, se recomienda 750W o más de potencia.
- Sistema de refrigeración: disipando el calor El enfriamiento del PC es fundamental, especialmente si se planea hacer overclocking. Se puede optar por:
- Disipadores de aire como los Noctua NH-D15.
- Refrigeración líquida en sistemas más exigentes.
- Torre: estética y funcionalidad. El chasis no solo define la apariencia del PC, sino que también influye en la ventilación. Se recomienda un gabinete con suficiente espacio para los componentes y con buena gestión de cables. Modelos como los NZXT H510 o los Lian Li Lancool ofrecen un equilibrio entre diseño y funcionalidad.
Es crucial asegurarse de que el procesador sea compatible con la placa base, lo que nos lleva al siguiente componente.
Modelos como las ASUS ROG, MSI Tomahawk o Gigabyte AORUS son opciones confiables para distintos presupuestos.
Marcas como Samsung, Western Digital y Kingston ofrecen opciones confiables.
La correcta gestión del flujo de aire dentro del gabinete también mejora la temperatura y alarga la vida útil de los componentes.
Montar un PC es un proceso que combina conocimiento técnico con decisiones estratégicas para optimizar el rendimiento y la inversión. Definir un propósito claro (gaming, edición, trabajo) ayuda a seleccionar los componentes adecuados y evitar gastos innecesarios. Con la elección correcta y un ensamblaje cuidadoso, se puede construir una máquina potente, eficiente y preparada para el futuro.