El lavavajillas se ha convertido en uno de los electrodomésticos fundamentales en cualquier hogar moderno. Sin embargo, a pesar de su importancia, pocas personas saben exactamente cómo mantenerlo en perfectas condiciones. Más allá del mantenimiento rutinario, existe un truco que los técnicos expertos en estos equipos suelen revelar únicamente cuando el aparato empieza a dar problemas: la limpieza profunda periódica del filtro con vinagre y limón.

La limpieza periódica, clave para el buen funcionamiento
En primer lugar, resulta imprescindible limpiar el filtro del lavavajillas semanalmente. Este elemento, generalmente ubicado en la parte inferior del aparato, suele acumular residuos de comida y grasas que dificultan su correcto funcionamiento. El procedimiento recomendado por técnicos especializados consiste en retirar el filtro y enjuagarlo abundantemente con agua corriente.
Si la suciedad persiste, utilizar una esponja suave con jabón puede facilitar esta tarea. Para una limpieza aún más profunda, los expertos recomiendan sumergir el filtro en una solución compuesta por agua y vinagre o ácido cítrico, facilitando así la eliminación de depósitos calcáreos. Si alguna abertura del filtro presenta especial dificultad, utilizar un palillo puede ayudar a remover la suciedad acumulada.
Otro consejo clave, que suele pasar inadvertido, es realizar cada dos meses un lavado de mantenimiento a máxima temperatura, idealmente 95°C. Durante este ciclo no debe haber ningún utensilio en su interior. La sustancia utilizada para este proceso es vinagre de vino tinto. Este ingrediente natural resulta especialmente eficaz para limpiar las tuberías internas y las paredes internas del aparato. Antes de iniciar dicho lavado, es conveniente impregnar una esponja con el mismo vinagre y frotar las superficies interiores, lo que potenciará notablemente los resultados del lavado posterior.
Además, otro detalle especialmente útil y poco conocido por el gran público es el uso del limón. Colocando medio limón, preferiblemente en el compartimento destinado a los cubiertos, el lavavajillas no solo adquiere un aroma más fresco y agradable, sino que también se desinfecta de manera natural mientras realiza su ciclo habitual. Esta práctica sencilla y económica es ideal para eliminar olores desagradables y mantener una higiene óptima dentro del aparato.
Finalmente, los especialistas recomiendan no descuidar jamás el uso regular de sal y abrillantador. La sal es esencial para proteger el electrodoméstico contra la cal, mientras que el abrillantador contribuye a que la vajilla salga perfectamente limpia y sin manchas después de cada lavado. Poner en práctica estos sencillos consejos garantiza resultados inmediatos, algo que agradecerán tanto la vajilla como nuestro bolsillo.